El Pasillo | Alejandro
Boim
Ella empieza a consumirse poco a
poco.
Como
un
cigarrillo
Camina entre vestigios de
noches-anteriores y de otras-vidas-que-no-son-la-suya.
Aún siente el hedor a sangre que
emana de la habitación.
Se acerca al cuerpo inerte, y revisa
sus bolsillos.
Una vieja billetera color beige con
un poco de dinero. Lo suficiente como para salir de la ciudad e inventarse una
vida más.
Da un par de pasos y cae al suelo,
producto de esa sutil combinación entre drogas y alcohol.
Ahora tiene las rodillas manchadas de
sangre. Corre al baño y se lava.
La sangre ya no está, pero el olor a
muerte permanece.
Se observa en el espejo, pero en la
penumbra todos los cuerpos (vivos o no) lucen igual.
A lo lejos ya se escuchan las sirenas
de las patrullas.
Es entonces cuando luces azules y
rojas iluminan el lugar.
Pronto todo habrá acabado para ella.
No quedarán más vidas después de
ésta.
Intenta huir, pero a estas alturas
del partido, la puerta ya no es más una salida.
Opta por encender un cigarrillo, que
se consume poco a poco.
Como
ella.
No conozco a nadie que, conforme ha ido creciendo, no haya percibido ese olor a muerte al menos una vez.
ResponderEliminarTeamo.
http://esperameensiberia.blogspot.mx/2011/11/pero-hablemos-en-plural.html
ResponderEliminarTú ni enterado, pero ya habías formado parte de mi Siberia.
Te amo.