viernes, 29 de noviembre de 2013

De nacer y morir

Tenant | Aron Wiesenfeld

No es tanto la diferencia entre la oscuridad y la luz, sino la diferencia entre no vivir y finalmente haber nacido, la oí berrear, y después otra vez se hizo el silencio.
Silke Scheuermann
La hora entre el perro y el lobo

Siempre esperamos una despedida. Cuando alguien se va, más aún: cuando alguien se marcha para siempre, nos hace falta un gesto, una señal, el anuncio de su partida definitiva. Una palabra. Adiós
David Miklos
La piel muerta


      29.11.13
tres tareas
muy poco precisas
para un hombre:

nacer,
morir
y tomarse una chela

tal vez dos

bien frías
como cadáveres—

como las tardes de invierno
en las que no te apareces

por acá—.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Ciudad llena de ausencias



«¿Dejarás de mirar las luces sobre mi piel?»
No sé contestar cuando la pregunta es una mirada
que recorre las hojas al caer del limón.
Carlos F. Ortíz*
Adoraciones de la ausencia

Me gusta que no hagamos las cosas que no hacemos. Me gustan nuestros planes al despertar, cuando el día se sube a la cama como un gato de luz, y que no realizamos porque nos levantamos tarde por haberlos imaginado tanto. Me gusta la cosquilla que insinúan en nuestros músculos los ejercicios que enumeramos sin practicar, los gimnasios a los que nunca vamos, los hábitos saludables que invocamos como si, deseándolos, su resplandor nos alcanzase. Me gustan las guías de viaje que hojeas con esa atención que tanto te admiro, y cuyos monumentos, calles y museos no llegamos a pisar, fascinados frente a un café con leche. Me gustan los restaurantes a los que no acudimos, las luces de sus velas, el sabor por venir de sus platos. Me gusta cómo queda nuestra casa cuando la describimos con reformas, sus sorprendentes muebles, su ausencia de paredes, sus colores atrevidos. Me gustan las lenguas que quisiéramos hablar y soñamos con aprender el año próximo, mientras nos sonreímos bajo la ducha. Escucho de tus labios esos dulces idiomas hipotéticos, sus palabras me llenan de razones. Me gustan todos los propósitos, declarados o secretos, que incumplimos juntos. Eso es lo que prefiero de compartir la vida. La maravilla abierta en otra parte. Las cosas que no hacemos.
Andrés Neuman
“Las cosas que no hacemos”, en El fin de la lectura


                                                       27.11.13
no le digan
               chilangolandia
                          al defectuoso.

mequetrefe
                    guerrerense
                       perdido —otra vez—
                                           en la gran ciudad
                      —¿así se sentía babe? —

luego
                               de cuatro años
                                 el metro no parece más
                                 un monstruo.




*Agradezco enormemente a Carlos F. Ortíz por los poemarios obsequiados y las conversaciones largas y tendidas en el café La Covacha de Chilpancingo, Gro.

martes, 26 de noviembre de 2013

Posible escenario para una muerte dramática

El Pasillo | Alejandro Boim

Ella empieza a consumirse poco a poco.

Como
                               un
                                                                     cigarrillo

Camina entre vestigios de noches-anteriores y de otras-vidas-que-no-son-la-suya.
Aún siente el hedor a sangre que emana de la habitación.
Se acerca al cuerpo inerte, y revisa sus bolsillos.
Una vieja billetera color beige con un poco de dinero. Lo suficiente como para salir de la ciudad e inventarse una vida más.
Da un par de pasos y cae al suelo, producto de esa sutil combinación entre drogas y alcohol.
Ahora tiene las rodillas manchadas de sangre. Corre al baño y se lava.
La sangre ya no está, pero el olor a muerte permanece.
Se observa en el espejo, pero en la penumbra todos los cuerpos (vivos o no) lucen igual.
A lo lejos ya se escuchan las sirenas de las patrullas.
Es entonces cuando luces azules y rojas iluminan el lugar.
Pronto todo habrá acabado para ella.
No quedarán más vidas después de ésta.
Intenta huir, pero a estas alturas del partido, la puerta ya no es más una salida.
Opta por encender un cigarrillo, que se consume poco a poco.

Como
                                        ella.



lunes, 25 de noviembre de 2013

Cuando el café se acaba


Entre silencios llenos de memoria, el café.
Daniel Mir
“Del café”, en la antología Un orbe más ancho: 40 poetas jóvenes (1971-1983).

«Uno comienza a morir desde que nace», decía mi abuela, quien tardó más de cien años en morirse. Diego, en cambio, comenzó a hacerlo esta mañana.
Guadalupe Nettel
El huésped

                                                25.11.13
cuando el café se acaba
                                     la conversación
                     se muere

cuando el café se acaba
                                     la muerte
                     vuelve.


Introducción al erotismo para pequeños lectores

High Tide | Winston Chmielinski


así pues, la princesa habitaba
                               en un mundo mágico y encantador
 tanto así que sus orgasmos los imaginaba

                               de
                                        color
                                                   rosa

domingo, 24 de noviembre de 2013

De liebres


Miró las aspas del ventilador girar con premura, pero él apenas podía sentir el fresco, envuelto en el calor de la piel del hombre. Los ojos se le humedecieron: aquello era tortura, aquello era el castigo del que la tía Idalia hablaba cuando le dejaba caer encima –sobre el rostro, o el lomo, o lo que tuviera más cerca- la fuerza de sus manazas engañosamente flácidas y torcidas. Lo ponía a rezar, todos los días, de hinojos frente al Cristo que dominaba el altar de la cómoda. Andrik no sabía rezar, no lograba aprenderse las palabras de memoria. La tía, que tampoco las conocía completas, se contentaba con oírlo bisbisear al mismo ritmo que ella, con los ojos fijos en la imagen. Los ojos dorados del Cristo le parecían hermosos; le recordaban a los de Esteban. Aquella barba castaña olería seguramente a lo que huelen las cosas sagradas: a ese humito que soltaban en la iglesia. Seguramente se sentiría bien contra la piel de su vientre, contra la del interior de sus muslos. Andrik nunca había estado con un hombre barbado y no dejaba de imaginar el color y la textura de la piel que se ocultaba bajo la túnica, lo que confirmaba lo que la tía decía: estaba sucio por dentro, estaba tocado por el diablo.
Fernanda Melchor
Falsa liebre


               24.11.13
el que con liebres
            se acuesta,
amanece
             brincando.

sábado, 23 de noviembre de 2013

De pies y manos


No pensar en nada
sino en la continuidad
de los propios pasos.
El eco que dejamos
sobre la corteza terrestre.
Luigi Amara
A pie

pareciera que mis manos tuvieran algo que ver con su tristeza
josé eugenio sánchez
“carta de un suicida”, en escenas sagradas de oriente.


                                    23.11.13
me encuentro en chilpancingo
                               sin siquiera
                     haberme buscado.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Lo que piensan los perros acerca del amor

Doble Retrato | Lucian Freud

Caminaba con esta alma de perro adentro. Venía, venía una y otra vez. Entonces como hoy, como siempre.
Adela Fernández
 “El perro”, en Híbrido.

I
Podría decir que fueron las peores vacaciones de mi vida.
Tras casi tres años de relación ya debería de haberme acostumbrado a tus cambios anímicos tan repentinos, pero me es imposible.
Desde que llegamos al hotel todo fue un verdadero martirio. ¡Menos mal que sólo sería un fin de semana!
Es curioso cómo esos mismos detalles que hicieron que me enamorara perdidamente de ti son los que ahora aborrezco. No logro comprender el porqué.
Seguimos siendo los mismos, ¡pero tan distintos! Ahora discutimos por detalles tan inverosímiles:
Tú querías bajar a cenar al restaurante, yo quería servicio al cuarto. Armaste toda una escena (con daños a la habitación incluidos, que a final de cuentas pagué yo).
Llegamos al tan clásico y trillado punto del ¿Qué Ya No Me Amas?
Qué fácil hubiera sido decirte Sí, Te Amo, pero el orgullo puede más en cuestiones de amor (y de odio, claro está). Me limité a contestarte con un simple, pero a la vez contundente y certero, No.
Hubiera sido mejor no decirlo porque entraste en una especie de Crisis Depresiva. Así le llamaste tú, yo le llamé Chantaje.
Después de largas horas de discusión, con diálogos que no puedo (o no quiero) recordar, acabamos durmiendo juntos.
Eso sí, muy distantes.
II
El segundo día no fue para nada mejor.
Para empezar ni siquiera despertaste a mi lado. Desconcertado, me vestí y bajé al restaurante.
Ahí te encontré, desayunando.
Estabas con un tipo que obviamente no era yo.
Te juro que no me pude controlar, por eso te llamé Puta. Yo sé que no es excusa, ¿pero cómo iba yo a saber que ese con el que estabas era tu primo, al que invitaste a desayunar porque estabas en la ciudad?
Nunca me comentaste nada.
¿Cómo Te Lo Iba a Decir? ¡Ayer Estabas Completamente Zafado!, dijiste.
De más está decir que mi Pequeña Confusión provocó que se sumaran a la cuenta cargos por Daños y Prejuicios al restaurante del hotel.
No hablemos de los gastos médicos por el ojo morado de aquel primo tuyo.
Más tarde, no sucedió nada relevante. Preparamos las maletas para partir el día siguiente.
Apenas y nos dirigimos la palabra.
III
El fin de semana terminó.
Pagué una cuenta exorbitante. Sin duda estas vacaciones habían acabado con mi paciencia y billetera.
Un viaje de esparcimiento para ambos, ¡vaya broma!
Era tiempo de volver a la monotonía.
Pero, ¿realmente quería regresar a esa Realidad Cotidiana contigo?
Tú, ese ser al que alguna vez amé y ahora tanto desprecio.
Creo que todavía te amo porque carezco de ese Sentido Común para dejarte.
Quizás el amor conlleva algo de repugnancia.
IV
Subimos al auto e imaginé que comenzaría una nueva discusión, pero te limitaste a decir:
Oye, ¿En Qué Pensarán Los Perros Cuando Se Asoman Por Las Ventillas De Los Autos En Marcha?
No supe qué responderte.
Y así emprendimos
el
regreso
a casa.

Dos para el camino


Mi Ángel de la Guarda me dice: “Estás lleno de tanta afección humana: y ¿esto es lo que quieres que custodie?”
Adela Fernández
 “El perro”, en Híbrido.

Estás vivo. ¿Estás vivo? Respiras, sí, y pedorreas, te escondes y te incomodas. Pero eso no es suficiente. Vivir es algo más que leer el periódico y no estar de acuerdo, en el caso de que seas capaz de leer y no estar de acuerdo. Generalmente no lo estás, pero no dices ni haces nada, salvo respirar, pedorrear y esconderte. Sí, pones cara de pendejo y miras a otro lado, justo ahí donde no hay nada que ver. Sostener una mirada es difícil, ¿no?
Édgar Chías
El cielo en la piel

martes, 19 de noviembre de 2013

Silencio y lluvia


¿Por qué los hombres lloran? ¿No es peor el silencio?
Leopoldo María Panero & Claudio Rizzo
Tensó

Cuando llueve no me pongo melancólico, ni mucho menos. Simplemente tengo la impresión de que el clima le hace justicia, al fin, a la grisura general de la existencia. Adiós, hipocresía del trópico; que el sol regrese a su rincón de la galaxia y nos deje contemplar por una vez la oscuridad sin huecos que se cierne sobre nosotros, tristes mortales ataviados con falsos tenis Nike llenos de lodo.
Daniel Saldaña París
En medio de extrañas víctimas

¡Pobre Dios!

Death & The Maiden | Mopey Decker

Cuando cambies tus oraciones,
por gemidos, renunciarás
a Dios
y accederás
a lo sagrado.
Fausto Alzati Fernández
“Sacrificio”, en Sabor a mí.


Dicen que Adán y Eva fueron desterrados del paraíso por no obedecer los designios de Dios. 
Yo no opino así. Fue cuestión de celos. 
Dios se siente muy solo. 
¡Pobre Dios!


lunes, 18 de noviembre de 2013

El poeta mudo, sin manos




Otra vez de vuelta a la rutina; despertar.

Hay días en que sería mejor no hacerlo.

De nuevo la soledad, de nuevo la calle.

De nuevo el arte de andar a prisa.

¿Qué caso tiene reír en un mundo depresivo?

La felicidad sí se compra, y a un precio exorbitante.

Nadie está dispuesto a pagarlo. Ni siquiera Dios.

Después de todo, para los poetas mudos, sin manos,

siempre quedarán las musas; las bailarinas sin pies.